Cuando descubrimos el mar

El día que las primeras extranjeras llegaron a Mallorca y se tumbaron sobre la arena de la playa en bikini, muchas jóvenes mallorquinas corrieron a pedir permiso al párroco de su iglesia para poder bañarse en el mar, si no en bikini, al menos sí en bañador. De eso han pasado ya unos cuantos veranos.

Paseo Marítimo, Palma. Fotografía de Nicolás Tous.
Playa de Formentor. Fotografía de Guillem Bestard.
Terraza de un hotel Andratx, década 1920. Fotografía de Guillem Bestard.

El concepto del mar y la playa como lugares de recreo donde tomar el sol, nadar o relajarse, es relativamente reciente en la historia. Desde tiempos remotos, el mar era concebido como un lugar peligroso donde habitaban criaturas temibles, así que sus aguas eran inseguras y desconocidas.

Hasta que hace trescientos años, algunos médicos ingleses empezaron a recomendar a sus pacientes los baños de mar como receta contra la melancolía, el raquitismo, la lepra, la gota o la histeria, entre otras dolencias. También durante el Romanticismo pintores y escritores reflejaron la idea bucólica del mar como un lugar ideal en el que relajarse.


En Mallorca, desde luego, las cosas eran muy diferentes a como son hoy. Históricamente, los lugares cercanos a las playas carecían de valor. Cuando los hijos de un matrimonio heredaban, lo habitual era que las tierras del centro de la isla fueran para el primogénito, pues eran los espacios cultivables y por tanto más rentables, mientras que los pequeños recibían las más próximas al mar, que eran consideradas peores porque en ellas no se podía cultivar.

El primer “influencer” que visitó Mallorca y se enamoró perdidamente de ella fue el Archiduque Luis Salvador de Austria, que llegó a la isla bajo el pseudónimo de Conde de Neudorf. Aquí escribió el libro Die Balearen, detallando sus vivencias en “una isla virgen en mitad del Mediterráneo”. Este libro atrajo la atención de muchos nobles y burgueses europeos, que empezaron a viajar cada vez con más frecuencia a Mallorca para descubrir con sus propios ojos las maravillas que el Archiduque relataba en su obra.


En el primer tercio de siglo XX los dos principales focos de turismo fueron El Terreno, en Palma, donde se alojaron grandes intelectuales como Gertrude Stein, Robert Graves o Georges Bernanos; y Formentor, donde el poeta y millonario argentino Alan Diehl construyó el mítico Hotel Formentor, que atrajo a las principales figuras de la época, desde el Príncipe de Gales a Charles Chaplin, junto a la crema de la intelectualidad de Europa y América.


Al tiempo que aquellos primeros turistas se enamoraban de una isla casi perdida [...]


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Paseo Marítimo, Palma. Fotografía de Nicolás Tous.
Playa de Formentor. Fotografía de Guillem Bestard.
Terraza de un hotel Andratx, década 1920. Fotografía de Guillem Bestard.
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