Tàpies y Mallorca

Antoni Tàpies fue un gigante del arte español del siglo XX, y tras Joan Miró, al que visitó varias veces en Mallorca, siguió una poética muy matérica, entre el cielo y la tierra, el vacío y la materia. Entre la muerte y la vida, al fin y al cabo.

Tàpies era un hombre empático, a la vez que callado y discreto, con los ojos siempre muy abiertos. Su mundo eran sus estudios, tanto el de Campins, en el Montseny, como el de Barcelona. La primera vez que el fotógrafo Jean Marie del Moral (Francia, 1952) retrató a Antoni Tàpies fue en 1989, para la revista Beaux-Arts.

Del Moral todavía recuerda el estudio del artista como si fuera un espacio mental. “Yo jugaba mucho con los objetos que encontraba para reunir el imaginario del pintor”, dice el fotógrafo, que ha reunido 420 negativos de Tàpies entre 1989 y 1995. “Un pintor existe por su singularidad y por poner en marcha una forma de expresión propia. Y eso sucedió con él”, opina Jean Marie.

Antoni Tàpies nació en Barcelona en el seno de una familia culta y en un ambiente liberal. Se podría decir que, a muy temprana edad, sacó a relucir su vocación artística. Sin embargo, estudió Derecho en la Universitat de Barcelona, carrera que abandonó poco antes de licenciarse para dedicarse de lleno a la pintura. Era 1946 y sus pinturas ya presentaban formas abstractas, inspiradas por la materia y el collage. [...]

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