Vicenç Mulet

Pura armonía

La trayectoria del arquitecto Vicenç Mulet (Palma, 1971) ha sido un continuo viaje interior en busca de la belleza, sin miedo a cambiar el destino todas las veces que fuera necesario. Ca N’Uli es uno de sus últimos proyectos, una vivienda realizada al norte de Mallorca y desarrollada a través de la geometría del cuadrado y la proporción áurea. Pura armonía estética.

Vicenç Mulet. Fotografía: Íñigo Vega.

El día que le comunicaron que había sido aceptado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, Vicenç Mulet Aguiló lloró de emoción durante horas.

El niño que no era muy bueno al fútbol y que en los recreos se pasaba horas jugando e imaginando solo, que de adolescente forraba sus carpetas del colegio con fotos de edificios emblemáticos, que vivía más pendiente de sus observaciones y pensamientos interiores que de lo que sucedía a su alrededor, desarrollando su capacidad onírica y analítica, soñaba desde pequeño con crear y construir. Un sueño que se hizo realidad cuando en 1989 pudo ingresar en la escuela de Arquitectura.


El arquitecto Elías Torres (Ibiza, 1944), Premio Nacional de Arquitectura en 2016, fue su profesor y una persona fundamental en su aprendizaje. “Elías nos exigía ante todo creatividad, nos pedía que fuéramos muy experimentales, llegando incluso hasta lo absurdo. Nos decía que la carrera iba a ser el único momento en que íbamos a poder desarrollar todo nuestro potencial, frente a los 40 o 50 años de profesión que nos esperaban por delante en los que cada día iba a ser una lucha para poder llegar a un mínimo nivel creativo”.


Otra persona importante en su vida fue Oriol Bohigas, el arquitecto que cambió la ciudad de Barcelona y la convirtió en la admiración del mundo entero durante los Juegos Olímpicos de 1992. “No se puede tener más fortuna como estudiante de arquitectura que haber vivido aquellos años en Barcelona. Fue brutal. De repente, todos los profesores que tenías en la facultad estaban construyendo y transformando la ciudad. Como Beth Galí, que era mi profesora de urbanismo. Un día cogí mis dibujos, me presenté en su cátedra y le dije: quiero trabajar contigo. Ella miró los dibujos, luego me miró a mí, y me dijo: no te puedo pagar, pero puedes venir con nosotros al estudio”. Beth Galí era la compañera sentimental de Oriol Bohigas, que entonces era uno de los arquitectos más importantes de España, y con el que al poco tiempo Vicenç empezó a trabajar.  


Fueron años “el los que un niño de Palma”, como dice él, tuvo la fortuna de ser acogido en la familia de Bohigas y Galí y, de su mano, conocer a toda aquella gente que estaba marcando un hito en la historia de la arquitectura, el paisajismo, el arte y la sociedad. “Y a pesar de todo eso, como a veces nos sucede a los mallorquines, un día sentí que la gran ciudad empezaba a esclavizarme: la gente, el metro... Así que decidí regresar a Mallorca y establecerme por mí mismo, trabajar para reflejarme plenamente en mis proyectos.


Aquel año de su regreso, 1997, “la arquitectura que a mí me interesaba no existía en la isla, era la época del arco y la balaustrada y yo no quería hacer eso. Desde el primer momento decidí que practicaría la arquitectura como un ejercicio intelectual, alejándome de la mera gestión o la solución técnica sin ambición creativa”. Durante sus más de 25 años de profesión ha trabajado todas las escalas de la arquitectura, destacando la oficina de información de Valldemossa, el edificio del centro social de Es Jonquet –que fue premio Ciudad de Palma en 2005 junto con Marcos Alabern–, arquitectura efímera como el pabellón de Baleares en la Exposición Universal de Zaragoza en 2008, o, más recientemente, el nuevo centro Puerto-Ciudad junto a la ingeniería Idom en el puerto de Palma. “Aunque, en estos momentos, con lo que más estoy disfrutando es con las casas para amigos y particulares”.

Una de estas casas, Ca N’Uli , que ha proyectado en Son Serra de Marina, al norte de la isla, es una verdadera joya de la sencillez y el buen gusto. “Aquí los materiales son austeros y el tratamiento del color le da a la casa una personalidad muy propia. El proyecto de Ca N’Uli busca la riqueza espacial a través de las formas, los vacíos y las sombras, algo intrínsecamente mediterráneo”.


Los años de la crisis inmobiliaria a principios de la década pasada golpearon a casi todo el mundo. Vicenç aprovechó entonces la oportunidad para hacer un gran parón en su vida personal y profesional, e inició su particular travesía por el desierto que le llevó a Chile en 2014. En este país vivió un sinfín de aventuras personales y profesionales, colaborando con el arquitecto Cristian Valdés y la Universidad Católica de Arquitectura de Valparaíso, una escuela donde la asignatura más importante de la carrera es la poesía. La experiencia en Chile cambió su manera de ver, pensar y actuar para volver a iniciar el camino.


Para Vicenç Mulet no es posible hablar de [...]


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Vicenç Mulet. Fotografía: Íñigo Vega.
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