Tonia Fuster
“Al principio nadie suele creer en ti, hasta que demuestras lo contrario”
“Lo que me ha hecho persistir en mi objetivo es la pasión. Si no tienes una necesidad vital muy fuerte que te sale del corazón, desistirías a las primeras de cambio, pues hay que saltar muchos obstáculos. A mí me gusta crear algo de la nada porque sé que puedo hacerlo. Una persona creativa necesita crear, es como respirar: si no lo haces, te vas quemando”. Bienvenidos al universo de Tonia Fuster (Palma, 1987), diseñadora y creadora de lámparas.
texto César Mateu Moyà
fotografía Íñigo Vega
Los primeros pasos de Tonia Fuster se sitúan en una decadente posesión mallorquina en Son Ametller, Marratxí. “Crecer en aquel entorno, rodeada de almendros, ovejas y campo por todas partes, sin muros, me hizo ser como soy: libre”.
También recuerda Tonia como, después de disfrutar de todo aquel páramo, se encerraba en el cuartito de la leña a hacer collage con cualquier cosa que se iba encontrando por el campo: ramas, hojas, tornillos, algún trozo de vidrio... “Ya entonces me gustaba jugar con los volúmenes y las texturas”.
Antes, con tres o cuatro años, había empezado a practicar danza. “Me acuerdo como si fuera ayer de cuando mi madre ponía en casa vinilos de Vivaldi, de Bob Dylan, de Tracy Chapman, y me ponía a bailar como si no hubiera un mañana, ¡me daba cada golpe…!”, recuerda riendo.
También la música la marcó. “Para mí la música es imprescindible para crear, para soñar, para alimentar el espíritu. Al escuchar a Billie Holiday, mi cantante favorita, siento que no estamos solos. Me hace pensar que todo lo que nosotros sufrimos antes lo sufrieron otras personas, y que si ellas lo superaron nosotros también podemos hacerlo. Eso hace me hace sentir mejor”.
En un momento de su vida, Tonia abandonó la danza y se decantó por la arquitectura. Pero tras dos años estudiando en Barcelona (“allí había mucho ruido”) decidió regresar a Palma, donde empezó a estudiar diseño de producto. “Desde el primer instante supe que aquello era lo mío”. En un proyecto de clase les hicieron crear una lámpara de madera, “y me gustó tanto hacerla con las manos que creé una pequeña colección y la presenté al Art Jove”. En aquel certamen, Tonia consiguió el primer premio.
“Cuando le comenté a mi madre que quería dedicarme a hacer lámparas, ella me apoyó, pero pensó que era un capricho. Me ayudó económicamente, pero me hizo sentir algo de frustración. Al principio nadie suele creer en ti, hasta que demuestras lo contrario. Ahora sé que mi madre cree en mí, y eso me da mucha paz”.
El día que la seleccionaron por segunda vez para formar parte del colectivo de creadores Made In Mallorca, Tonia supo que sí, que podría dedicarse a su sueño. “Antes trabajé como camarera, y como decoradora en Ikea y en Magatzem Verd. Trabajaba por la mañana y por las tardes creaba en mi taller. Hasta que descubrí que no era feliz, y dejé el trabajo”.
En la segunda edición de Made In Mallorca, Tonia creó sus nuevos modelos de lámparas. “Dejé de hacer diseños industriales, que podían estar hechos en cualquier lugar, y decidí hacer mis lámparas con cerámica”. Ella se encarga de todo el proceso.
Sus lámparas tienen nombre como Ikat, Nus, Anfora, Marge, Bot, Teula y Con. “El significado del nombre de mis lámparas es el salto de una etapa a otra. La colección que produzco se llama Islas, y cada una de las creaciones tiene una inspiración mediterránea o balear”.
Para Tonia la felicidad es [...]
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