Lin Utzon

“La vida es un milagro”

Hija del gran arquitecto Jørn Utzon, creador entre otros edificios de la Ópera de Sídney, Lin Utzon (Frederiksberg, Dinamarca, 1946) vivió el arte desde pequeña. Su dislexia no fue un impedimento para que tomara su propio camino como creadora de artes visuales. Desde hace 25 años vive en Can Feliz, la casa que su padre construyó en Portopetro.

“Somos pequeñas partículas de polvo con un segundo de micro existencia. La naturaleza me interesa mucho, es un milagro ver todo lo que sucede en ella, todo lo que somos. Mi energía creadora es la que alimenta mi alma, y por eso siento que la existencia es un milagro en sí”.

Lin Utzon habla de manera pausada y cercana en la Torre de Canyamel, una fortificación del siglo XIII de origen musulmán levantada para proteger a la población local de las invasiones piratas. Hoy la Torre de Canyamel alberga su exposición Cosmic Dance, comisariada por Aba Art Lab, en la que ha plasmado su visión de la naturaleza y la forma en blanco y negro, “una visión muy minimalista del baile cósmico que bailamos todos, y que proviene de una energía compartida”, afirma.


Hija de uno de los grandes arquitectos del siglo XX, Jørn Utzon, creador entre otros proyectos de la Ópera de Sídney y Premio Pritzker 2003, Lin creció en un pueblecito junto al mar, al norte de Copenhague. “Tuve una infancia privilegiada, llena de paz, de belleza, creciendo en medio de un bosque, con mis padres dándome libertad para pintar en las paredes de mi habitación”.

Luego, cuando empezó el colegio, los profesores le dijeron a sus padres que se olvidara de la educación con libros, porque no sabía leer. “Soy disléxica, y en aquella época no se ayudaba a los niños con ese problema”, comenta.


Cuando Lin cumplió 14 años, su familia se trasladó a Australia, donde a su padre le encargaron construir uno de los hitos arquitectónicos del siglo XX, la Ópera de Sydney. “Allí conocí la naturaleza más salvaje. A la vez, empecé a estudiar en la Academia de Bellas Artes, aunque no tenía nada claro qué era lo que quería hacer”.

Esas dudas se evaporaron el día que su padre le pidió a Lin que decorara una iglesia que él mismo había construido. A raíz de aquel proyecto le surgieron otras peticiones en todo el mundo para crear, pintar y decorar espacios.


Hace 25 años que Lin se instaló en Mallorca. En Can Feliz, la icónica casa que Jørn Utzon construyó en Portopetro. “La primera vez que viajé a la isla fue en 1967 con mis padres. Luego, con mis hijos, veníamos a pasar dos o tres meses al año. Navegábamos, hacíamos surf, comíamos helados, estábamos juntos. Aquello era la felicidad”.

En este punto, Lin reflexiona sobre la vida que para ella fue “un misterio” hasta que nacieron sus hijos. “Entonces lo entendí todo, para qué sirvo, qué puedo hacer. Cuando tuve a mi hijo supe que aquello era lo más grande, y que por eso soy y existo. Cuando recibes a tu hijo en tus manos después de haberlo creado con tu pareja te das cuenta de ese milagro que es la vida. Una gran liberación”.


“Siempre hay que seguir el camino que uno realmente desea, porque entonces es cuando [...]


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