Kate Bellm

“Ahora sé qué es la libertad, por eso la agarro con todas mis fuerzas”

Kate Bellm (Londres, 1987) es fotógrafa desde que a los 12 años cogió su primera cámara. Estudió en París, creció en Berlín y trabajó para marcas como Gucci, Adidas o Alexa Chung. En Sóller, donde vive rodeada de naturaleza en estado puro, ha encontrado por fin su camino de libertad.

Fotografía: Íñigo Vega
Fotografía: Íñigo Vega

“Solo soy una chica que adora la naturaleza, el mar, las montañas y que vive por y para la fotografía. Con la naturaleza me siento libre porque me da el espacio suficiente para hacer todo lo que quiero. Ahora, en Sóller, puedo desarrollar mi creatividad como nunca lo hice antes, porque aquí siento toda la libertad del mundo”.

Para llegar al hogar de Kate Bellm recorremos la carretera que une Sóller con Deià, subimos, bajamos y transitamos por caminos de tierra antes de llegar a su bonita casa, que reconstruyeron ella y su marido, Édgar, hace unos años. La luz del lugar, aunque hoy amenace tormenta, es de una inmensa belleza.


“En el momento vital en el que me encuentro, sé que no podría vivir en otro lugar. Un apartamento en una gran ciudad sería muy restrictivo para mí. Como he vivido en ciudades más pobladas, ahora sé qué es la libertad, por eso la agarro con todas mis fuerzas”. Una libertad que no es importante solo por ella, sino también para su hijo Sage, de cinco años. “Este es el mejor lugar para que un niño crezca. Aquí puedes ver qué le interesa, su camino de cada día, cómo interactúa con sus amigos, su relación con el mar, con los peces. Crece sin presión. Los niños son el futuro del mundo, el universo depende de cómo los eduquemos”.


Kate aprecia tanto la naturaleza porque creció en Londres “con presión todo el tiempo, presión de acabar el colegio, de ir a la universidad, el ambiente es muy frío, no hay sentido de comunidad porque la gente está haciendo cosas todo el tiempo y nadie se detiene a mirar a su alrededor. Aún así, creo que ha sido bueno para mí, me ha hecho ser como soy ahora, quizás si hubiera crecido en un lugar más liberal ahora querría vivir en una ciudad más cerrada”, dice.


A los 12 años, Kate cogió una cámara por primera vez. “En ese instante me convertí en fotógrafa porque ya era una parte natural de mí. La fotografía es mi escondite natural”. Tras su formación en Londres, estudió en París y, unos años más tarde, se instaló en Berlín, “la mejor gran ciudad para vivir. Es increíble, está llena de jóvenes, de gente con ideas, de parques, de lagos, es una ciudad divertida y a la vez te da muchísima libertad. Sé que me hice artista en Berlín”, afirma.

En Mallorca ha encontrado su lugar y su camino. Ha dejado de trabajar para marcas de moda porque vende directamente sus fotografías, estas que crea porque siente que vuela. En septiembre publicará [...]


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Fotografía: Íñigo Vega
Fotografía: Íñigo Vega
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