A recer d’un xibiu
Como un refugio de pescadores
En Son Serra de Marina, al norte de la isla, antaño solo vivían familias de pescadores que cada mañana salían a faenar en sus pequeños llaüts. Un siglo más tarde, rodeada de fragantes matas y pinos, el arquitecto Pau Munar (Palma, 1985) ha decidido construir su casa en esta misma tierra tal y como lo hubieran hecho aquellos viejos hombres de mar.
texto César Mateu Moyà
fotografía Silvia Foz




Al principio, la idea de Pau era crear un refugio de madera al estilo de los que hay en Noruega o Dinamarca, adonde viajó varias veces para empaparse de las claves de su construcción.
Pero un día se dio cuenta de que tenía que ser fiel a la esencia y la historia de Son Serra de Marina, el lugar en el que tenía proyectado levantar su casa de verano. Y pensó: “Si hace cien años unos pescadores hubieran querido levantar una casa aquí, ¿qué materiales hubieran utilizado, y cómo la hubieran construido?”.
Esta pregunta marcó el inicio de una vivienda de 65 m2, hecha de marés, un refugio ecosistémico diseñado “a partir de los materiales que hemos ido encontrando en los sistemas dunares de la zona”, revela Pau, fundador junto a su primo Rafel Munar del estudio de arquitectura Munarq.
Uno de los objetivos principales a la hora de proyectar A recer d’un xibiu (así se llama la casa) fue respetar la vegetación autóctona como el carritx, la garriga, los pinos y la mata. Y también criticar la “manía” de aprovechar hasta el último metro construible en otras fincas de la zona, similares en tamaño.
La casa, por ejemplo, no tiene piscina, como sí la tienen la mayoría de las casas de veraneo de alrededor. “Toda la filosofía de nuestro hogar gira en torno a cómo lo hubiera hecho un pescador, y él jamás entendería que se construyera una piscina teniendo el mar a cien metros de distancia”.
La casa aprovecha todos los espacios posibles sin alardes ni objetos innecesarios. Con soluciones pasivas han encontrado la forma de no necesitar aparatos como el aire acondicionado. “Está pensada para que haya ventilación cruzada, es decir, hemos colocado la casa y las aperturas de tal forma que en verano entre s’Embat (viento característico de Mallorca) y así refrescar el hogar. Aprovechamos los recursos dañando lo menos posible el entorno”, comenta Pau.
Si bien soñar con una construcción cien por cien ecológica “es hoy por hoy imposible, pues siempre implica un residuo, una destrucción y una transformación”, Pau Munar ha utilizado materiales de proximidad como el marés de una fábrica de Petra, algodón reciclado como aislante, y persianas de madera de pino que no necesitan barnices ni tratamientos químicos.
A la hora de intentar ser más conscientes del cambio que suponen las construcciones de hoy en día, una buena fórmula es [...]
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