Carmen Arbós

“Todo lo malo que pasé me ha llevado a todo lo bueno”

En la constante búsqueda de sí misma, afrontando miedos y superándolos, Carmen Arbós (Palma, 1995) ha aprendido a saber quién es y qué quiere. Ahora disfruta pintando, fotografiando e ilustrando desde su pequeña cabaña en medio de la Serra de Tramuntana.

“Para mí disfrutar es estar lo más vinculada posible al presente. No pienso en el ayer ni en el mañana. Pienso en el ahora. Y la felicidad va de la mano del disfrute. Es la ilusión de hacer algo y la inconsciencia de pensar solamente en ello. Es una euforia que viene sin tomar ninguna decisión. Simplemente sucede”. En una pequeña cabaña de apenas 40 metros cuadrados, entre Esporles y Valldemossa, un espacio diáfano sin puertas, con una litera, un sofá, una cocina, una mesa y una chimenea, Carmen siente la plenitud de la que no siempre ha disfrutado. Su nuevo hogar le permite alejarse “del ruido de Palma” y acercarse más a ella misma, en mitad del campo y en plena Serra de Tramuntana.


Su madre le cuenta a Carmen que tardó mucho en caminar porque le gustaba más hacer cosas con las manos, caminar era secundario para ella. También recuerda que en su infancia veraneaban “en una casita de piedra sin agua ni luz muy cerca de Sa Ràpita. Mi única diversión era hacer cosas con las manos y mi padre me traía hojas para pintar, libros… aunque mi mejor juguete eran las piedras. Buscaba cómo entretenerme y disfrutar con ellas, incluso llegué a crear un poblado junto a mi padre”, cuenta.


A los 18 años, su madre la incitó a que no tomara ninguna decisión precipitada sobre su futuro y la animó a irse a Londres. “Cuando llegué tenía mucha ilusión y mucho miedo. En Mallorca lo tenía todo y allí me tuve que abrir, me sentí como una hormiga. Superé ese miedo porque tienes que afrontar las situaciones como son. Llegué a Londres con las ideas poco claras sobre mí, tenía una personalidad poco desarrollada, no sabía qué quería hacer con mi vida, a qué dedicarme y lo tuve que procesar todo yo sola en un lugar en el que carecía del apoyo de mi familia y mis amigos, con otra cultura y otra lengua. Pero ahora soy consciente de que todo lo malo que pasé me ha llevado a todo lo bueno, que tomé las decisiones por mi cuenta y que así aprendí”.

Carmen se fue a Londres a estudiar ilustración “porque allí invitaban a experimentar y a incluir lo que necesitamos para sentirnos más cómodos. Así empecé a experimentar más sobre la pintura, la cerámica y el vídeo”.

Al acabar los estudios decidió viajar por Centroamérica y Sudamérica, “aprendí a salir de mi zona de confort, de la parte donde me sentía cómoda porque cuando sales y viajas encuentras otras formas de vida, principios y ves un mundo diferente”. La fotografía le empezó a llamar la atención cuando viajó a Perú y Cuba, “la utilicé para plasmar lo que viví y es la base a través de la que creo mis cuadros”, afirma.


Para Carmen enfrentarse a una obra “es jugar”, siempre le ha llamado la atención la [...]


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