Tradición Mallorca
Los últimos luthiers de Mallorca
Un pequeño número de constructores de instrumentos mantienen viva la tradición musical mallorquina.
texto Bernat Garau
fotografía Biel Grimalt
“Cuando empecé a tocar, era muy difícil encontrar instrumentos tradicionales mallorquines, porque había muy pocos luthiers. Y yo quería tocar, así que empecé a construírmelos yo mismo. Por supuesto, tampoco había maestros ni escuelas para aprender este oficio, por lo que tuve que aprender por mi cuenta, a base de ensayo error. Me fabriqué un flabiol de metacrilato transparente para poder analizar cómo se comporta el aire dentro del instrumento. Para poder ver el aire, fumaba y tocaba expulsando el humo”.
El que habla es Guillem Horrach, constructor especializado en flabiols residente en S’Estanyol. Pero sus palabras las podría suscribir cualquiera de las personas que actualmente contribuyen a mantener viva la tradición musical mallorquina mediante la fabricación artesanal de instrumentos típicos.
Siguen siendo muy pocos. “Menos de una decena, y la gran mayoría compagina esta labor con otras profesiones”, asegura Tomeu Bestard Massat desde su taller en Binissalem. “De toda la vida, los constructores de instrumentos tradicionales han sido torneros o manitas aficionados a la música popular que se hacían sus propios instrumentos. Muchas veces las afinaciones de los diferentes instrumentos no coincidían, lo que generaba disonancias a la hora de tocar. Yo quería hacer xeremies más precisas, y decidí ir a aprender de los mejores, a Galicia, famosa por sus excelentes gaitas”, relata.
Càndid Trujillo, joven instrumentista palmesano que realiza talleres en escuelas para acercar la música y los instrumentos tradicionales a las nuevas generaciones, subraya que, gracias a la labor de los luthiers, “en los últimos años ha mejorado muchísimo la calidad y afinación de los instrumentos”. Además de su labor divulgativa, Trujillo monta instrumentos construidos por otros y fabrica instrumentos menores de caña.
Tanto Guillem como Tomeu lamentan no tener discípulos a los que transmitir los conocimientos adquiridos durante lustros, pero no temen que se pierda esta tradición. “La necesidad hace maravillas. Cuando nosotros no estemos [...]
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