La última musa de Robert Graves

Cuando se conocieron Julia Simon tenía 17 años y Robert Graves 71. “Éramos dos extremos de la vida misma, ese fue el comienzo de todo”, cuenta Julia desde su bonita casa en Deià, entre cuyas paredes conviven tantos recuerdos.

Los padres de Julia conocieron a Robert Graves en 1942, durante una fiesta organizada por el editor de Graves. Beryl, la segunda esposa del poeta, los invitó a veranear en Deià. Pero no fue hasta mucho tiempo más tarde, en 1966, cuando el matrimonio y sus hijos, entre ellos Julia, visitaron por primera vez Mallorca.

“Recuerdo que cuando llegamos por primera vez a la isla me alojé junto a mi hermana en una casita de pescadores muy básica, sin electricidad ni fontanería. Al cabo de poco tiempo me puse muy enferma. Beryl y Robert fueron muy amables y me llevaron a su casa para cuidarme. Mientras convalecía, Robert me traía tazas de té de jazmín y los últimos poemas que le estaba escribiendo a su musa de entonces (Aemilia Laracuen, con la que Graves vivió una relación muy tormentosa). Enseguida me impresionó su intensidad, la manera justa en que utilizaba cada palabra”, dice Julia.

Antes de que acabaran aquellas primeras vacaciones en Mallorca, Julia ya se había convertido en la confidente de Robert Graves en su relación con la caprichosa Aemilia.

“Dos meses más tarde, [...]

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